El entonces presidente de Bolivia, Narciso Lampero, huyó a su capital y el contralmirante Montero, a Arequito. Sin embargo, con el fín de conseguir una verdadera victoria, la meta era tomarse Arica, ocupando la fortificada plaza de la ciudad.
El coronel Pedro Lagos, jefe de valiente y enérgico, recibió ordenes de Baquedano de tomarse Arica, puerto defendido por tropas veteranas al mando del aguerrillado coronel peruano Francisco Bolognesi, fortificado en el Morro, macizo montañoso que dá su frente al mar, cortado de pico, y que había sido rodeado por todos sus demás flancos, con una multitud de minas de dinamitas.
Con sagacidad y astucia, el coronel Lagos movilizó silenciosamente sus tropas en la noche, mientras dejaba algunos hombres en el campamento iluminado por fogatas, para ser creer al enemigo que el ejercito chileno reposaba allí tranquilamente. Cruzó el campo tapizado de dinamita y es así que el 7 de junio de 1880 los chilenos se tomaron el Morro e Arica, valuarte de las fuerzas peruanas. El asalto fue sangriento pero los chilenos trepaban impertérricos, cubriendose de gloria y haciendo gala de heroísmo.
Al cabo de solo 55 minutos de lucha cuerpo a cuerpo flameaba el hermoso tricolor en la cumbre del Morro. El propio Bolognesi murío en la acción, y de todos seres subordinados no libró uno solo sin caer muerto.
Esta fué una de las acciones más violentas de la campaña terrestre. En ella murió mas de el 30% de los hombres peruanos que defendian la plaza, y el 10% de los soldados chilenos con la conquista de los fuertes del Morro y de la playa, el puerto de Arica, quedó finalmente en el poder de los chilenos. object width="400" height="350">
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